El cáncer de la mesa a la boca: Contaminación de los alimentos por sustancias cancerígenas y su relación con el contenedor: una revisión sistemática

Cancer from the table to the mouth:
Contamination of food by carcinogenic substances and its relation to the container a systematic review

ME Néstor Humberto Obregón Sánchez
MCE José Del Bosque Moreno, ME Cecilia Ixel Mazatán Ochoa
Escuela de Ciencias de la Salud Unidad Norte UAdeC
Correo electronico: nobregon@uadec.edu.mx

CienciaCierta No. 59
Edición Julio – Octubre 201
9
Artículo PDF

Resumen

En este trabajo de revisión sistemática, se llevó a cabo la recopilación de información relacionada con la migración de agentes químicos hacia el alimento por medio de los empaques y/o contenedores plásticos, que pudieran favorecer en la aparición del cáncer hoy en día.

Se analizaron trabajos de investigación donde se mencionan los agentes que se pueden desprender hacia los insumos, así como empaques de diferentes características que han sido expuestos a circunstancias como la temperatura para determinar la cantidad de sustancia que es vertida en el alimento.

Es preocupante como a nivel mundial, nacional y estatal los casos de cáncer siguen en aumento, siendo muy importante la necesidad de fortalecer y colaborar para buscar más alternativas de prevención a través del conocimiento.

Esta metodología fue escogida debido a la necesidad de comprender y entender, en determinada manera, las posibles puertas de entrada de esta enfermedad (cáncer), con la finalidad de concientizar a la población de los diferentes riesgos a los que estamos expuestos en circunstancias aparentemente muy normales y cotidianas.

Palabras clave: Contaminación de alimentos, alimentos, embalaje de alimentos, carcinógenos.

Abstract

This work is a review of the literature out the collection of information related to the migration of chemical agents to the food by means of packaging and / or plastic containers, which could favor the appearance of cancer nowadays.

Research papers were analyzed where the agents that can be released to the inputs are mentioned, as well as packages of different characteristics that have been exposed to circumstances such as temperature to determine the amount of substance that is poured into the food.

It is worrisome that at the world, national and state level, cancer cases continue to increase, and the need to strengthen and collaborate to seek more prevention alternatives through knowledge is very important.

This methodology was chosen due to the need to understand the different ways of acquiring this disease (cancer), in order to raise awareness among the population of the different risks to which we are exposed in apparently very normal and everyday circumstances.

Key words: Food contamination, food, food packaging, carcinogens.

Introducción

El cáncer se puede originar en cualquier parte del cuerpo. Comienza cuando las células crecen descontroladamente sobrepasando a las células normales, lo cual dificulta que el cuerpo funcione de la manera que debería según la American Cancer Society (ACS, 2018).

Cada una de las células de nuestro cuerpo tiene ciertas funciones. Las células normales se dividen de manera ordenada. Éstas mueren cuando se han desgastado o se dañan, y nuevas células toman su lugar. El cáncer se origina cuando las células comienzan a crecer sin control. Las células del cáncer siguen creciendo y formando nuevas células que desplazan a las células normales. Esto causa problemas en el área del cuerpo en la que comenzó el cáncer (tumor canceroso) (ACS, 2018).

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2018), la neoplasia se produce por la transformación de células normales en células tumorales en un proceso en varias etapas que suele consistir en la progresión de una lesión precancerosa a un tumor maligno. Estas alteraciones son el resultado de la interacción entre los factores genéticos del paciente y tres categorías de agentes externos, a saber:

  • Carcinógenos físicos, como las radiaciones ultravioletas e ionizantes.
  • Carcinógenos químicos, como el amianto, los componentes del humo de tabaco, las aflatoxinas (contaminantes de los alimentos) y el arsénico (contaminante del agua de bebida).
  • Carcinógenos biológicos, como determinados virus, bacterias y parásitos.

Si bien es cierto hoy en día muchos de los alimentos que consumimos están envasados en recipientes de materiales sintéticos; es por ello el interés de comenzar a desarrollar este tipo de trabajo con la finalidad de saber con certeza si en realidad los alimentos están contaminados por sustancias que dañen a nuestro organismo.

El cáncer es la principal causa de muerte en todo el mundo. En 2015 se atribuyeron a esta enfermedad 8,8 millones de defunciones. Los cinco tipos de cáncer que causan un mayor número de fallecimientos son los siguientes (OMS, 2018):

  • Pulmonar (1 690 000 defunciones)
  • Hepático (788 000 defunciones)
  • Colorrectal (774 000 defunciones)
  • Gástrico (754 000 defunciones)
  • Mamario (571 000 defunciones)

Cerca del 70% de las muertes por carcinoma se registran en países de ingresos medios y bajos. Alrededor de un tercio de las muertes por cáncer se debe a los cinco principales factores de riesgo conductuales y dietéticos: índice de masa corporal elevado, ingesta reducida de frutas y verduras, falta de actividad física, consumo de tabaco y consumo de alcohol (OMS, 2018).

Para el año 2018, se estimó que serían diagnosticados 1,735,350 casos nuevos de cáncer en Estados Unidos y 609,640 personas morirán por la enfermedad. Se prevé que los cánceres más comunes (enumerados en orden descendente según los nuevos casos estimados en 2018) son el cáncer de seno, el cáncer de pulmón y bronquios, el cáncer de próstata, el cáncer de colon y recto, el melanoma de piel, el cáncer de vejiga, el linfoma no Hodgkin, el cáncer de riñón y pelvis renal, el cáncer de endometrio, la leucemia, el cáncer de páncreas, el cáncer de tiroides y el cáncer de hígado según el National Cancer Institute (NCI, 2018).

Las neoplasias son la tercera causa de muerte en México, con 12% de todas las defunciones, las principales neoplasias causantes de muerte en nuestro país son: cáncer de pulmón, mama, colorrectal, próstata y estómago. Cada año se estiman 148 mil nuevos casos de cáncer (65.5 mil en hombres y 82.4 mil en mujeres) según datos de Juntos contra el Cancer (JCC, 2017).

En lo que respecta al cáncer de mama, se estima que ocurren 15 decesos al día por este tipo de cáncer.Desde 2006, el cáncer del cuello uterino es la segunda causa de muerte por cáncer en la mujer. Se estima que hay 10.3 decesos al día por esta neoplasia.En 2013, a nivel nacional, las causas de muerte por cáncer más frecuentes en hombres fueron: próstata, pulmón, leucemia, colorrectal y estómago.Se estima que para el 2025 en México aumenten los casos en un 50%, pasando de 147 mil a más de 220 mil nuevos casos (JCC, 2017).

En Coahuila para el año 2013 se presentaron 194 casos de defunción en mujeres de 25 años y más por tumor maligno de mama según la Dirección General de Información en Salud con datos de la Secretaria de Salud y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (DGIS/SS/INEGI, 2013). Para el año 2015 la Secretaria de Salud Coahuila (SSC, 2015) presentó datos de mortalidad con 217 casos obteniendo este estado el primer lugar nacional con mayor tasa de mortandad en el 2014.

El cáncer de mama y el cáncer de cuello uterino actualmente constituyen las dos primeras causas de muerte por neoplasias malignas en mujeres mayores de 25 años. La incidencia y mortalidad por estas neoplasias, se asocian de manera importante a la transición demográfica, ya que existe una relación directa entre el envejecimiento poblacional y la incidencia de neoplasias malignas. Sin embargo, los estilos de vida y capacidad de respuesta de los sistemas de salud marcan los distintos panoramas regionales (SS, 2015).

Por otra parte, en lo que respecta a los contenedores, el material polietilén tereftalato (PET) es un poliéster obtenido a partir de una reacción de poli condensación entre el ácido tereftálico (TA) y el etilenglicol. Su producción comenzó en 1941 en Inglaterra, donde fue patentado por Whinfield y Dickson, y cinco años más tarde ya se utilizaba industrialmente como fibra. Aun así, tuvo que esperar veinte años para empezar a producirse en forma de botellas, su principal destino actual (Cobos, 2016).

En estos momentos, posee una producción mundial de aproximadamente 12 millones de toneladas métricas y su creciente importancia como material de envase alimentario se debe a que en las últimas décadas ha sustituido al vidrio y al policloruro de vinilo (PVC) debido a su mayor manejabilidad e inocuidad, respectivamente. Además de estas dos características, es transparente, ligero, fuerte, seguro, irrompible y reciclable. Su función principal es la de proteger el contenido manteniendo la totalidad de sus características y beneficios intactos, pero en la actualidad su inocuidad está siendo discutida (Cobos, 2016).

Las modernas técnicas de envasado, con la utilización de nuevos materiales, han solucionado muchos problemas de higiene, pero plantean otros nuevos. Los principales recubrimientos usados son bisfenol A epoxi resinas y/o epoxi novolacs; ambas son mezclas complejas de especies químicas de naturaleza fenólica de diferentes pesos moleculares (Campos, 2017). Lo que nos hace prestar atención en los recipientes que utilizamos y adquirimos con frecuencia en nuestro día a día.

A su vez se ha generado cierta preocupación en torno al contacto de estos con los comestibles ya que sustancias de bajo peso molecular como monómeros residuales, oligómeros o aditivos (plastificantes, antioxidantes, etc.) pueden migrar del empaque hacia su contenido. En el mejor de los casos, estas sustancias podrían alterar solo las características organolépticas de la comida, y en otros representar graves riesgos para la salud del consumidor, lo que los convierte en contaminantes potenciales (Piringer y Baner, 2008).

Existen ensayos reportados donde utilizan alimentos de diferente contenido en grasa, el Fluido Tahini (70 grasa %) seguido de la crema chantilly (30 grasa %), los alimentos donde el estireno migró con mayor facilidad (Said y BaAbdullah, 2014); a su vez Catalá en el 2000 también mencionó que los alimentos grasos, favorecen la migración por tener un mayor poder de absorción de componentes del material polimérico que otros alimentos.

Material y Métodos

Se ha realizado una revisión bibliográfica de los artículos publicados en EBSCOhost, ScienceDirect, Scopus, Google Académico y Springer Link; así como diferentes sitios web. Las palabras claves utilizadas fueron escogidas según la terminología de Descriptores en Ciencias de la Salud (DeCS): contaminación de alimentos, alimentos, embalaje de alimentos y carcinógenos.

Se encontraron un total de 61 artículos relacionados con la contaminación de los alimentos por medio del empaque, de los cuales se seleccionaron un total de 40 artículos.

Fuente: https://cdn.20m.es/img2/recortes/2018/07/17/746877-600-338.jpg?v=20180717173339

Objetivo

El objetivo de esta revisión sistemática fue reunir información de evidencia científica donde mencione la posibilidad de que los alimentos puedan contaminarse por medio de diferentes sustancias a través del empaque que lo contiene.

Desarrollo

Los plásticos convencionales son polímeros elaborados con materias primas a partir de fuentes de origen fósil. Los materiales de este tipo más frecuentemente usados para empaques de alimentos son polietileno (PE) de alta densidad (HDPE) y de baja densidad (LDPE), polipropileno (PP), poliestireno (PS), cloruro de polivinilo (PVC) y polietilén-tereftalato (PET) (Peelman y col., 2013).

También se usa el etilen vinil alcohol (EVOH) y las poliamidas (PA) más comúnmente conocidas como nylon (Marsh y Bugusu, 2007).

Existen también plásticos de otros tipos de fuente, desde el punto de vista ambiental, los nuevos desarrollos comprenden materiales biodegradables específicamente de origen natural, como polímeros de origen vegetal, animal o microbiano (Matsumoto y Taguchi, 2013; Yates y Barlow, 2013). Coexisten también innovaciones en los procesos de reciclaje y reutilización de materiales plásticos usados en la industria de los empaques; sin embargo, la naturaleza compleja de los plásticos en términos de composición polimérica y la presencia de impurezas demandan pre-tratamientos de limpieza y separación, previos al reciclaje (Briassoulis y col., 2013).

Por otro lado en lo que respecta al tema de la migración no es sólo una propiedad de un aditivo o componente englobados en un polímero, sino que también se involucra a las condiciones ambientales (temperatura y factores mecánicos) que afectan a todo el conjunto (Catalá, 2000).

Los polímeros usados en empaques y embalajes alimentarios están formados por monómeros, oligómeros, aditivos y residuos de solventes (tintas y/o adhesivos) que pueden transferirse al alimento (Arvanitoyannis y Bosnea, 2004; Alin y Hakkarainen, 2012). Dentro de los aditivos usados en la fabricación de empaques están los plastificantes, antioxidantes, estabilizantes y colorantes, entre otros (Arvanitoyannis y Bosnea, 2004).

Los monómeros son sustancias muy reactivas y altamente tóxicas, algunos ejemplos son el estireno y el cloruro de vinilo usados para fabricar PS y PVC respectivamente. Los plastificantes se utilizan en los plásticos con la finalidad de que éstos adquieran propiedades como flexibilidad y extensibilidad. Algunos plastificantes presentes en envases alimentarios son el estearato de butilo y el acetiltributil citrato, los cuales son sustancias que presentan baja toxicidad pero tienen un notable efecto cancerígeno (Villarroel & Álvarez, 2013).

Otro tipo de material es la melamina quien también es un material utilizado para la fabricación de vajillas, aunque a menudo, no son aptas para el microondas. La melamina es un producto químico utilizado en diversos procesos industriales, en particular para fabricar plásticos que se emplean en vajillas y utensilios de cocina, así como en revestimientos de latas y en la fabricación de papel y adhesivos (Campos, 2017).

En la tabla que se muestra a continuación se encuentran algunas sustancias químicas presentes en el medio ambiente y que influyen de forma negativa en el organismo (tabla 1).

Tabla 1. Sustancias químicas que se encuentran en el medio ambiente y que afectan la salud humana (Estrada y col., 2016).

Resultados

En algunos estudios de revisión analizados coinciden en que el antimonio (Sb) es el elemento más representativo de la migración de sustancias desde el PET, al agua de bebida, por medio del proceso de lixiviado (Bach y col., 2012). El Sb es considerado un contaminante prioritario por la Agencia de Protección Medioambiental de los Estados Unidos (USEPA) y por la Unión Europea (EU), marcando el límite máximo de migración en 5 μg/L. Ha sido incluido en regulaciones europeas que tratan sobre la calidad del agua destinada a consumo humano, ya que el almacenamiento de agua en PET durante tiempos prolongados y en determinadas condiciones puede implicar daño para la salud de los humanos (Carneado y col., 2015).

El Sb se encuentra como compuesto orgánico e inorgánico en dos estados de oxidación; los compuestos orgánicos del Sb son las formas con menor toxicidad, mientras que las formas inorgánicas son las poseedoras de mayor toxicidad (Carneado y col., 2015). El Sb se emplea en la forma de trióxido de antimonio (Sb2O3) como el catalizador más importante para la síntesis del PET, cuya función es aumentar la velocidad de las reacciones químicas, y los valores de migración hallados en los envases que se encuentran en el rango de 170 a 300 mg/kg de polímero, por lo que se advierte que sólo una pequeña parte del Sb empleado se libera al agua (Bachy col., 2012).

Algunos autores postulan que la migración desde las botellas de PET al agua de bebida libera aproximadamente el 1% de la ingesta diaria tolerable, establecida por la OMS (Welle y Franz, 2011).

Actualmente el límite de migración específica para alimentos envasados en PET se encuentra en 40 μg/kg para sólidos, y en 5 μg/L para el agua de bebida, pero en todos los estudios valorados no se superó bajo ninguna condición el límite específico de migración estipulado por la regulación de envases europea (Reglamento UE, 2011); lo que sí se pudo observar es que la lixiviación de Sb en el agua incrementa rápidamente durante el primer período de almacenamiento y después la migración se mantiene en valores estables (Bach, y col., 2013).

Por otra parte el estireno (ES) está clasificado como “agente carcinógeno racionalmente anticipado” estando presente la migración de monómeros de estireno a partir de los envases de alimentos hacia su contenido, siendo muy importante la determinación de esta sustancia como advertencia y prevención de futuros perjuicios contra la salud humana (Roque, 2016).

A pesar que la disposición de ES difiere cuantitativamente entre las especies, no se observan diferencias entre humanos y animales experimentales que contradigan la relevancia de los estudios de cáncer en roedores para la evaluación del riesgo que corren los humanos ante la exposición a ES. La detección de los aductos del DNA con el 7,8 – oxido de estireno en los sitios de apareamiento de bases y aberraciones cromosómicas en linfocitos de trabajadores expuestos a ES, lo que sugiere un riesgo potencial de desarrollar cáncer en humanos a través de un mecanismo de acción genotóxico según el National Toxicology Program (NTP, 2016).

 En el 2011, el Programa Nacional de Toxicología (PNT) catalogó anticipadamente al ES como un potencial cancerígeno para el ser humano basándose en la limitada evidencia de carcinogenicidad en humanos, suficiente evidencia en experimentos con animales y mecanismos de carcinogénesis propuestos (Rhomberg y col., 2013). En lo que respecta al pH. Su efecto de manera individual no resulta muy significativo, sin embargo, se ha reportado que a un pH de 5.0 a temperaturas que bordean los 80°C favorecen la migración del estireno (Saim y col., 2016).

Tomando en cuenta su clasificación dentro de las sustancias potencialmente carcinogénicas del PNT, la migración del ES es afectada principalmente por la temperatura, así como el porcentaje de grasa contenido en la comida hacia la cual migra (Roque, 2016).

Sin embargo, también han surgido grupos de investigación, como Gradient de la Universidad de Harvard, con miras a refutar este veredicto, encontrando que las evidencias de que el ES podría ser cancerígeno no son suficientes (Rhomberg y col., 2013).

El PE, el PET y el PP constituyen las principales resinas sintéticas utilizadas en envases de plástico para alimentos, siendo ingredientes que no se relacionan con Disruptores Endocrinos (EDC) y generalmente se consideran seguros. Pero por otro lado algunos ingredientes de los envases plásticos para alimentos contienen EDC como ftalatos y Bisfenol A (BPA) en cantidades mínimas. Por lo que menciona el autor que no existe un consenso de las cantidades de compuestos aportadas en los plásticos hacia el alimento y en qué nivel son nocivas al ser humano (Muñoz y Parker, 2017).

En congruencia con el párrafo anterior (Cirillo y col., 2013; Guart y col., 2014) mencionan en su trabajo sobre la existencia de ftalatos en los alimentos respectivamente comentando la presencia de esta sustancia en agua embotellada y en recipientes de alimentos, sobre todo expuestos al calor.  

A su vez Campos, 2017 comenta que existen estudios que afirman que el BPA es tóxico para el ser humano, como los que argumentan que no lo es. Estos últimos basan sus afirmaciones en la capacidad que tiene el organismo humano de transformarlo en glucurónido de BPA y eliminarlo a través de la orina, o bien sulfatarlo. Si bien es cierto que numerosos estudios con ratas establecen diferentes grados de toxicidad, las diferencias con los seres humanos en cuanto a tamaño de molécula, permiten eliminarlo más rápidamente. Además, argumentan que la ingesta diaria de este monómero no se acerca a las cantidades establecidas por los diversos organismos internacionales como peligrosas.

En un estudio realizado por García y col. en el 2013 con agua embotellada se detectó la presencia de ftalato de Di Ethil Hexilo, dicho compuesto corresponde al de mayor producción a nivel mundial. Cabe destacar que las muestras analizadas corresponden a presentaciones de un litro almacenadas a temperatura ambiente, cuyo material de envase es el PET.

El interés de la comunidad científica por la toxicidad de los ftalatos es relativamente reciente, ya que apenas hace quince años que se dispone de los primeros datos toxicológicos en humanos. No obstante, la preocupación ha sido creciente a medida que se iban constatando los efectos adversos de estos compuestos, tanto es así que nos encontramos en la actualidad en un proceso de evaluación o reevaluación de los límites en los que los ftalatos pueden presentar efectos adversos para la salud humana. Por ello, el conocimiento actual sobre las consecuencias de la exposición crónica en humanos a las concentraciones presentes en el medio ambiente es limitado (Kay, Chambers, & Foster, 2013).

Otro estudio realizado en el 2013 se sometieron muestras a distintas temperaturas (desde 23 ºC hasta 60 ºC) durante 120 días. Las botellas de PET se llenaron con agua de California y Afganistán, siendo esta agua tratada previamente mediante osmosis inversa. En cuanto al Sb, se detectó en botellas almacenadas a partir de 28 días y a 60 ºC una concentración de 3,6 ±0,3 ppb (partículas por billón); a temperaturas inferiores no se detectó Sb (Greifenstein y col., 2013).

El análisis de las muestras se llevó a cabo mediante la mecanización para la determinación de metales, análisis avanzado en cromatografía liquida y espectrometría de masas con plasma acoplado inductivamente y éstos mostraron que a 4 y 20 ºC no existía migración de Sb, mientras que a 40 ºC aumentaba notablemente la concentración de Sb detectada en agua, aunque no superaba el límite establecido por la Unión Europea (UE). Por último, las muestras a 60ºC y almacenadas durante 30 días si presentaban concentraciones de Sb que superaban el límite establecido por la UE, detectándose la presencia tanto de Sb (V) como de Sb (III) (Carneado y col., 2015). 

Un experimento realizado por Soler en el año 2016 obtuvo como resultado que en todas las muestras expuestas al calor para determinar qué cantidad de Sb migra hacia el alimento en determinado tiempo, se encontró que estaban dentro del límite permitido por la Normativa Nacional, el cuál es de 5 µg/Kg, excepto las muestras sometidas a 80ºC, las cuáles presentan 24,19 µg/Kg de Sb, es decir, una concentración mucho mayor que la permitida. Si comparamos las muestras analizadas con muestras de agua mineral, las cuáles fueron sometidas al mismo tratamiento, se puede observar como la concentración de Sb detectada en las muestras de agua mineral es mayor que la detectada en las muestras de refrescos (Soler, 2016).

Por otra parte, en un estudio realizado en el año 2018 menciona que la migración específica para Sb establecida tanto para brasileños como para la legislación europea para materiales que tienen contacto con los alimentos, las migraciones de Sb en refrescos se encontraron por debajo del límite de cuantificación con el método utilizado en dicho estudio (Kiyataka y col., 2018).

Para concluir, el PET como producto utilizado en la fabricación de envases es seguro toxicológicamente, los niveles hallados de Sb, en condiciones normales de almacenamiento, no superan los límites de migración específicos marcados por la UE. Por su parte, los compuestos carbonílicos tampoco superan los límites en condiciones habituales de uso, siendo los niveles de acetaldehído lo único que se debe controlar por su incidencia en las características organolépticas del agua, lo que se modifica mediante el empleo de secuestrantes (Cobos, 2016).

Conclusiones

En este primer trabajo se revisaron artículos relacionados con la posible contaminación de los alimentos por medio del empaque. Cabe mencionar que algunos autores de determinados artículos mencionan haber obtenido concentraciones de sustancias cancerígenas en dichos alimentos por lo que nos despierta el interés a enfocarnos en la posible relación entre consumir alimentos contaminados por compuestos que se desprenden del envase y la aparición del cáncer.

Se pretende continuar trabajando para identificar las sustancias con mayor presencia en los comestibles para seguir informándonos acerca del desarrollo de esta enfermedad que día a día cobra vidas alrededor del mundo. Por otra parte, existen también autores que mencionan que las cantidades encontradas en los alimentos están muy por debajo de lo permisible para el consumo humano lo que nos lleva a la interrogante de la cantidad ingerida, por lo que es necesario seguir trabajando en la relación de las cuestiones antes mencionadas.

Es importante mencionar que se debe de seguir de cerca la posible relación entre los cinco principales factores de riesgo para la aparición del cáncer, sobre todo el índice de masa corporal elevado pensando en la relación de la cantidad de sustancia cancerígena ingerida y el acumulo de tejido celular subcutáneo.

En lo que respecta a nuestra disciplina de Enfermería es de suma importancia el poder entender los diferentes mecanismos por los que se puede contraer esta enfermedad (cáncer) para poder tener los argumentos necesarios al momento de brindar la promoción a la salud; por lo cual al fortalecer el conocimiento será más fácil entender y brindar una atención preventiva con miras a contrarrestar la aparición de la enfermedad lo mayormente posible.

Es por ello la recomendación de continuar trabajando en el tema con la intención en proporcionar más información de utilidad que nos guie y nos oriente para cumplir cabalmente nuestro compromiso ante la sociedad como miembros de la salud.    

Por lo tanto, mencionamos algunas recomendaciones, desechar el envase si se encuentra deteriorado, no cocinar o calentar los alimentos en bolsas plásticas, no almacenar alimentos altos en grasas en envases plásticos. Evitar la ingesta de líquidos calientes como té o café en vasos plásticos o de unicel, no entregar a niños juguetes de plástico que puedan morder o succionar, salvo que digan “libres de BPA” (Moreno & Cooper, 2014).

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