Ácidos grasos sus beneficios en una buena nutrición

Carolina Losoya Sifuentes
Dr. Luis Ervey Chacón Garza
Dr. Guillermo Tuirán Gutiérrez
caro.losi13@gmail.com
Escuela de Ciencias de la Salud UAdeC, U.N.
Dr. Arturo Rodriguez Vidal
Facultad de Ciencias Químicas UAdeC

Al hablar de grasas o lípidos siempre nos viene a la mente una imagen negativa, sin embargo, su importancia es tal que sin ellos no podría tener lugar nuestra existencia. Y aún hoy hay quienes afirman que la estructura precursora de una célula fue una simple micela de grasa. Además, el estudio  de la función de los ácidos grasos en la salud y el bienestar nutricional y de cómo ejercen sus efectos ha tenido un importante desarrollo durante la última década.

El término “lípidos” se refiere a un grupo de sustancias insolubles en agua y solubles en compuestos orgánicos, son biomoléculas orgánicas formadas por C, H y O pudiendo contener además N, P y S,  forman parte de los tejidos de plantas y animales. Se clasifican como a) esteroles, b) fosfolípidos,  c) esfingomielinas, d) ceras, y e) grasas (Rodríguez-Cruz et al, 2005). La importancia de los lípidos en la nutrición y el desarrollo humano se reconoce desde hace décadas. Los lípidos son constituyentes importantes de la estructura de las membranas celulares, cumplen funciones energéticas y de reserva metabólica, y forman la estructura básica de algunas hormonas y de las sales biliares (Oksman et al 2006 y Valenzuela y Nieto 2003). Además, se ha identificado la participación de algunos lípidos en la regulación de la expresión génica en los mamíferos (Valenzuela y Nieto 2003).

La clase más abundante de lípidos procede de los ácidos grasos. Los ácidos grasos que componen los alimentos se metabolizan para transformarse en precursores de eicosanoides a través de la extensión de la cadena y la inserción de enlaces dobles. Dentro de este grupo se pueden mencionar las prostaglandinas, los leucotrienos y los tromboxanos, que cumplen funciones reguladoras a nivel celular (Rodríguez-Cruz et al, 2005).

Dentro de la gran diversidad estructural que caracteriza a los lípidos, los ácidos grasos son quizás las estructuras de mayor relevancia. Pueden ser saturados, monoinsaturados (agmi) o poliinsaturados (agpi) (Figura 1). Las grasas que contienen una gran proporción de ácidos grasos saturados son sólidas a temperatura ambiente y se conocen como grasas saturadas. Estas grasas son generalmente de origen animal como la manteca, el sebo y la mantequilla (Rodríguez-Cruz et al, 2005). Por el contrario, la mayoría de las grasas vegetales son ricas en ácidos grasos monoinsaturados o poliinsaturados, excepto las grasas de palma y coco que son muy saturadas y generalmente son líquidas a temperatura ambiente (Rodríguez-Cruz et al, 2005). Esto se debe a que los enlaces dobles determinan la creación de una “torsión” en la cadena molecular recta, que aumenta su flexibilidad. Además, estos enlaces dobles reducen el punto de fusión de la molécula y de esta manera aumentan su fluidez. Los dobles enlaces de estos ácidos grasos poseen configuración “cis” en condiciones fisiológicas.

Acidos grasosFigura 1. Tipos de ácidos grasos segun su estructura
Figura 1. Tipos de ácidos grasos segun su estructura

Dependiendo de la posición del doble enlace, contabilizando desde el carbono extremo al grupo funcional carboxílico, los agmi y los agpi se pueden clasificarse en tres series principales: ácidos grasos omega-9 (primer doble enlace en el carbono 9), ácidos grasos omega-6 (primer doble enlace en el carbono 6) y ácidos grasos omega-3 (primer doble enlace en el carbono 3) (Valenzuela y Nieto 2003).

Los ácidos grasos monocarboxílicos de cadena larga, generalmente contienen un número par de átomos de carbono, normalmente entre ocho y 22. Esto se debe a que su síntesis biológica tiene lugar mediante la adición sucesiva de unidades de acetil CoA. Sin embargo, también existen ácidos grasos con un número impar de átomos de carbono, que probablemente derivan de la metilación de un ácido graso de cadena par (Rodríguez-Cruz et al, 2005).

Ácidos grasos poliinsaturados esenciales

Algunos lípidos tienen el carácter de esenciales debido a que no pueden ser sintetizados a partir de estructuras precursoras. Esto se debe a que los animales son capaces de sintetizar sus propios ácidos grasos pero no pueden introducir enlaces dobles más allá del C9. Dentro de estos ácidos destacan el ácido linoleico (al) y el ácido alfa linolénico (aln), que deben obtenerse de la dieta y se les conoce como ácidos grasos indispensables (agi). Estos ácidos grasos pertenecen a la familia n-6 o n-3, también conocidos como ω-6 u ω-3, respectivamente (Rodríguez-Cruz et al, 2005) (Figura 2).

Figura 2. Ácidos grasos omega 3 y 6
Figura 2. Ácidos grasos omega 3 y 6

El al es una molécula de 18 átomos de carbonos con dos dobles enlaces, el primero se localiza en el sexto carbono a partir del grupo metilo terminal, su nomenclatura es 18:2 n6 y pertenece a la familia n-6 u omega-6. El aln también es una molécula de 18 átomos de carbonos con tres dobles enlaces, el primero se encuentra en el tercer carbono a partir del metilo terminal, su nomenclatura es 18:3 n3 y pertenece a la familia n-3 también conocida como omega-3 (Rodríguez-Cruz et al, 2005).

Los ácidos grasos omega-9 no son esenciales ya que los humanos los podemos sintetizar. De esta forma, el ácido oleico (C18:1, omega-9), por ejemplo, al cual se le atribuyen propiedades nutricionales beneficiosas (como componente del aceite de oliva), no requiere estar presente en nuestra dieta. No ocurre lo mismo con los ácidos grasos omega-6 y omega-3, ya que nuestro organismo no puede sintetizarlos (Valenzuela y Nieto 2003). De esta forma, ácidos grasos como el ácido linoleico (C18:2, omega-6, al) y el ácido alfa linolénico (C18:3, omega-3, aln) sí son esenciales, por lo cual nuestra dieta requiere contenerlos en proporciones bien determinadas ya que su carencia o desbalance en la ingesta produce serias alteraciones metabólicas (Figura 3) (Valenzuela y Nieto 2003).

Figura 3. Los frutos secos son fuente de ácidos grasos poliinsaturados como el omega 3 por lo que es importante incluirlos en nuestra dieta
Figura 3. Los frutos secos son fuente de ácidos grasos poliinsaturados como el omega 3 por lo que es importante incluirlos en nuestra dieta

Sin embargo, para algunas funciones metabólicas y también estructurales, se requieren ácidos grasos poliinsaturados de mayor número de carbonos (Valenzuela y Nieto 2003). A éstos se les identifica como ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga (agpicl) y se forman en el organismo a partir de ácidos grasos precursores, ya sea de la serie omega-6 u omega-3, los que son sometidos a procesos de elongación y de desaturación, particularmente en el hígado (Sprecher et al, 1995). De esta forma el al puede dar origen al ácido araquidónico (C20:4, omega-6, aa) un agpicl de gran importancia en el desarrollo neonatal (Clarke 2001, Sellmayer and Koletzko 1999). Del mismo modo, el aln da origen al ácido eicosapentaenoico (C20:5, omega-3, epa) y al ácido docosahexaenoico (C22:6, omega-3, dha), los cuales, al igual que el aa, tienen importantes funciones metabólicas y regula­doras (Valenzuela y Nieto 2003, Sprecher et al, 1995).

Beneficios de los ácidos grasos poliinsaturados

Los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega-6; ácido araquidónico, y omega-3; ácido docosahexaenoico, son fundamentales en la formación de la estructura y en la funcionalidad del sistema nervioso y visual de los humanos. Ambos ácidos grasos constituyen más del treinta por ciento de la estructura lipídica del cerebro y de los conos y bastoncitos de la retina (Valenzuela y Nieto 2003). Dichos ácidos se producen a partir de la ingesta de los ácidos linoleico y linolénico presentes en aceites de origen vegetal como el aceite de oliva y de nuez. Además, han demostrado beneficios fisiológicos en la presión arterial, latido cardíaco, disminución en los niveles de triglicéridos función endotelial y función diastólica cardíaca. Se estima que la función de los ácidos grasos poliinsaturados es aportar un alto grado de fluidez a las membranas celulares, permitiendo el movimiento de proteínas en su superficie y dentro de la bicapa lipídica (Valenzuela y Nieto 2003).

La nutrición materna es de crucial importancia no sólo durante la lactancia sino también durante el embarazo y aún antes de la concepción. El crecimiento y el desarrollo del feto dependen del aporte materno de los agi  (Figura 4) (Moon et al, 2013). Se ha reportado una asociación entre una menor ingestión de vitaminas y agpi y una mayor incidencia de bajo peso al nacer (Rodríguez-Cruz et al, 2005). Esto conlleva a desarrollar problemas en el recién nacido, como son mayor probabilidad de padecer desnutrición u obesidad y desarrollo de alergias durante su vida. De ahí que una buena nutrición que incluya los agpi ayude a prevenir estos problemas.

Figura 4. Un correcto desarollo fetal depende de un buen aporte materno de AGIs
Figura 4. Un correcto desarollo fetal depende de un buen aporte materno de AGIs

También se ha sugerido que la epidemia de obesidad en esta población es probablemente debida en parte a que su dieta es baja en agpi. Se han propuesto diferentes mecanismos por los cuales los agpi puedan retrasar o controlar el desarrollo de la obesidad (Rodríguez-Cruz et al, 2005), además los ácidos grasos poliinsaturados reducen los niveles de colesterol ldl y hdl. Asímismo, la ingesta de omega-3 en mujeres obesas tiene efectos significativos en la disminución del riesgo de sufrir cáncer de mama, aunque dicha correlación no aparece en mujeres con normo peso (Chajes et al, 2011).

Ácidos grasos monoinsaturados

Los ácidos grasos monoinsaturados son aquellos ácidos grasos de cadena carbonada que poseen una sola insaturación en su estructura, es decir, poseen un solo doble enlace carbono-carbono (–CH=CH–). Varios ácidos grasos de la serie omega 9 son monoinsaturados; el más importante de ellos es el ácido oleico, componente principal de la trioleína, el triglicérido principal del aceite de oliva (Polo-Hernandez et al, 2014) (Figura 5).

Figura 5. El aceite de oliva es una buena fuente de ácido oleíco
Figura 5. El aceite de oliva es una buena fuente de ácido oleíco

Beneficios de los ácidos grasos monoinsaturados

Los ácidos grasos monoinsaturados naturales, como el ácido oleico, disminuyen el colesterol malo o lipoproteínas de baja densidad (ldl), y  aumentan el colesterol bueno o lipoproteínas de alta densidad (hdl); presentan una acción vasodilatadora y, por tanto, disminuyen la tensión arterial; asimismo, presentan también una acción antinflamatoria y protectora sobre diversos cánceres, sobre todo el de mama. El ácido oleico promueve la migración de las neuronas y esto a su vez facilita la formación de sinapsis, el contacto entre estas células que permite transmitir los impulsos nerviosos (Polo-Hernandez et al, 2014).

Referencias bibliográficas

Chajes V., G. Torres-Mejía, C. Biessy, C. Ortega-Olvera, A. Angeles-Llerenas, P. Ferrari, E. Lazcano-Ponce and I. Romieu. 2011. ω-3 and ω -6 Polyunsaturated Fatty Acid Intakes and the Risk of Breast Cancer in Mexican Women: Impact of Obesity Status. Cancer Epidemiol Biomarkers Prev. 21(2):319-326

Clarke S. D. 2001. Polyunsaturated Fatty Acid Regulation of Gene Transcription: A Molecular Mechanism to Improve the Metabolic Syndrome. J. Nutr. 131(4): 1129-1132

Moon, R. J., N. C. Harvey, S. M. Robinson, G. Ntani, J. H. Davies, H. M. Inskip, K. M. Godfrey, E. M. Dennison, P. C. Calder, C. Cooper, and the SWS Study Group 2013. Maternal Plasma Polyunsaturated Fatty Acid Status in Late Pregnancy Is Associated with Offspring Body Composition in Childhood. The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism 98(1): 299-307

Oksman, M.,  H. Livonen, E. Hogyes,  Z.  Amtul,  B Penke, I  LeendersL. BroersenD. Lütjohann, T. Hartmann and H. Tanila. 2006. Impact of different saturated fatty acid, polyunsaturated fatty acid and cholesterol containing diets on beta-amyloid accumulation in APP/PS1 transgenic mice. Neurobiology of Disease. 23(3): 563–572

Polo-Hernandez, E., V. Tello, A. A. Arroyo, M. Dominguez-Prieto, F. de Castro, A. Tabernero and J. M Medina 2014. Oleic acid synthesized by stearoyl-CoA desaturase (SCD-1) in the lateral periventricular zone of the developing rat brain mediates neuronal growth, migration and the arrangement of prospective synapses. Brain research. 1570:13-25 DOI:10.1016/j.brainres.2014.04.038

Rodriguez-Cruz, M.,  A. Tovar,  M Del Prado and  Torres, N. 2005. Molecular mechanisms of action and health benefits of polyunsaturated fatty acids. Rev. invest. clín. 57(3) 457-472. ISSN 0034-8376

Sellmayer A and B. Koletzko 1999. Long chain polyun­saturated fatty acids and eicosanoids in infants: Physiological and pathophysiological aspects, an open question. Lipids 34: 199-205.

Sprecher H., D. L. Luthria, B. S. Mohamed and S. P. 1995. Baykousheva: Reevaluation of the pathways for the biosynthesis of polyunsaturated fatty acids. J Lipid Res 36: 2471-7.

Valenzuela B. A  y  K. S. Nieto. 2003. Ácidos grasos omega-6 y omega-3 en la nutrición perinatal: su importancia en el desarrollo del sistema nervioso y visual. Rev. chil. pediatr. 74(2):149-157. ISSN 0370-4106.  http://dx.doi.org/10.4067/S0370-41062003000200002.

 

 

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