Alma Leticia Martínez Herrera
Edith M. Colunga Urbina
Iliana M. de la Garza Rodríguez
Miguel Velázquez Manzanares
Judith Amador Hernández
Maestría en Ciencia y Tecnología Química,
Facultad de Ciencias Químicas
Universidad Autónoma de Coahuila
judith.amador@uadec.edu.mx
Introducción
Todos los días elegimos distintos colores al vestirnos, para ir a trabajar o de compras, al ingerir un alimento o una bebida. La mayor parte de las decisiones en nuestras vidas se basan en el color, ya que a través de éste expresamos nuestra identidad a otros, nuestro estado de ánimo y forma de vida.
Por ello, en el ámbito corporativo y comercial se recomienda que cada empresa, cada producto, cuente con su propio logo en el que el color ha sido especialmente elegido para representar mejor lo que se intenta vender [1]. Existen diversos agentes que influyen en el comportamiento del consumidor, en el qué y cómo decide sus compras. Para crear una propuesta de valor para el cliente se debe influir en sus decisiones, las cuales recaen a su vez en emociones, recuerdos, pensamientos y/o percepciones. La mayoría de las veces, estas decisiones están motivadas por señales visuales, siendo el color la más persuasiva. Cuando se promocionan nuevos productos los posibles compradores dan preferencia a la apariencia visual y al color, por encima de factores como el sonido, la textura y olor. Con base en esto las empresas crean estrategias para que su producto y/o servicio sea elegido por el consumidor por el mayor tiempo posible. Si se logra establecer una relación entre cierta marca o producto y acontecimientos que son significativos para el individuo, se habrá logrado una conexión que garantice su fidelidad como consumidor. De lo contrario, esa marca o producto será olvidado en un lapso corto de tiempo [2].
Sin embargo, ¿qué es el color? El color es la percepción que resulta de una estimulación visual del entorno, cuya interpretación es subjetiva. Cuando la radiación electromagnética de la región visible (entre 380 y 780 nm, figura 1) incide sobre un objeto, la superficie de éste absorberá parte de ella. Sin embargo, la radiación reflejada, de lon-gitudes de onda específicas, llegará a la retina del ojo y provocará un estímulo en foto-receptores llamados conos y bastones; los conos detectan colores y formas, por lo que están estrechamente vinculados con la visión diurna, mientras que los bastones se activan cuando hay poca iluminación. Los conos, en particular, son sensibles a longitudes de onda que corresponden a las regiones espectrales del rojo, verde o azul. Tales estímulos serán proce-sados a nivel cerebral hasta convertirse en lo que se reconoce psicológicamente como colores [3]. Se considera que el proceso es subjetivo porque la apreciación de un color depende del estado emocional de la persona, su cultura, su edad, su sexo, etc. Por ello, cuando se le pide a un grupo de personas que describan el color de un mismo objeto, cada una de ellas tendrá una apreciación distinta.

Así, en la percepción del color intervienen tres elementos básicos (véase figura 2), sin los cuales no puede darse este fenómeno:
- La fuente de iluminación, ya que la radiación proveniente de ésta incidirá sobre el objeto para ser absorbida o reflejada.
- El objeto.
- El observador, el cual tendrá una apreciación distinta incluso a diferentes ángulos de observación (Hunter Lab).
La Comisión Internacional de la Iluminación (CIE, Commission Internationale de l’Eclairage) es el organismo internacional responsable de todos los aspectos relacionados con la ciencia y el arte de la iluminación en un sentido amplio, además de tener carácter regulatorio en la evaluación metrológica y aplicaciones de la luz y el color [4]. Esta entidad ha definido el término iluminante como la radiación que influye en la percepción de un co-lor, con una distribución de potencia espectral definida en un intervalo de longitudes de onda. Con fines de estandarización, tal organización ha especificado dos iluminantes como los apropiados para su uso en el análisis cromático:
- a) El iluminante estándar CIE A, el cual representa la luz proveniente de un filamento de tungsteno de uso doméstico. Se usa como fuente de luz incandescente.
- b) El iluminante estándar CIE D65, el cual representa la luz de día proveniente del sol, incluyendo la radiación ultravioleta [5].
La CIE también ha propuesto otros iluminantes como el B, C o los D, pero no tienen el carácter de iluminantes estándar primarios para la ISO; por ello deben utilizarse el A o el D65 siempre que sea posible. También se han definido observadores estándar, que repre-sentan el promedio de la respuesta humana a estímulos luminosos. La CIE ha definido dos observadores estándares principales: uno a dos grados (mediciones de 1931) y otro a diez grados (mediciones de 1964), donde los grados se refieren al ángulo del campo visual de los observadores individuales reales [6]. Pero, una vez que se ha definido la fuente de iluminación y el observador, ¿cómo describir formalmente el color?
Atributos del color y su caracterización
Los espacios de color son sistemas que permiten expresar el color de un objeto o de una fuente de luz empleando una notación numérica, en función de sus tres descriptores perceptuales o atributos (figura 2):
- Representa las longitudes de onda predominantes que captan nuestros ojos reflejadas por un objeto, de tal forma que puede afirmarse si es rojo, azul o amarillo; cotidianamente, la tonalidad es lo mismo que decir de qué color es.
- Claridad o luminosidad. Define la cantidad de luz reflejada por un objeto iluminado, de tal forma que se aprecia un color muy claro cuando la superficie refleja una gran cantidad de luz, o muy oscuro cuando no refleja casi nada.
- Saturación. Corresponde a la intensidad del color, en la transición de colores vivos a apagados.

Los valores triestímulos XYZ y el espacio de color Yxy asociado son la base de los espacios de color de la CIE; el concepto de los valores triestímulos XYZ se basa en la teoría de los tres componentes de la visión en color, que establece que el ojo posee receptores para tres colores primarios (rojo, verde y azul) y que todos los demás colores se ven como mezclas de estos tres colores primarios. Por otro lado, el espacio de color CIE L*a*b* (también llamado CIELAB) es de los más populares se utiliza ampliamente en casi todos los campos. Fue definido por la CIE en 1976 para reducir uno de los principales problemas del espacio Yxy original: que distancias iguales en el diagrama de cromaticidad x,y no se correspondían con diferencias iguales percibidas para el color. En este espacio, L* indica luminosidad, por lo que varía de 0 a 100 del negro al blanco perfecto; a* y b* son las coordenadas de cromaticidad (véase figura 3) [7].
Aplicaciones
Los fabricantes de pinturas y en general de productos dirigidos al consumidor, deben ser capaces de controlar la calidad de los colores en sus productos, así como disponer de herramientas que permitan desarrollar nuevos colores, acabados o formulaciones, por lo que se requieren metodologías validadas para su caracterización. Los espacios de color constituyen hoy en día una poderosa herramienta para llevar a cabo esta tarea.
Por ejemplo, Kulcar y col. estudiaron tres tintas termocrómicas basadas en colo-rantes leuco y encapsuladas con un recubrimiento polimérico, cuyo color se caracterizó a través del sistema CIELAB. Como se esperaba, el color de las tintas cambió en función de la temperatura y de su tratamiento térmico, fenómeno conocido como histéresis [8]. En otro trabajo se investigó la posibilidad depositar un recubrimiento reflejante en algodón a base de TiO2, con el objetivo de reducir la temperatura al interior de prendas de vestir cuando fuesen irradiadas por luz solar; en este caso, se usó el espacio de color CIELAB para evaluar cambios en el tono de la tela, no así en la luminosidad ya que la deposición de la película alteró este atributo [9]. Otro caso interesante es el trabajo de Wei y colaboradores, quienes buscaron el tono de color ideal para el jugo de naranja usando el espacio de color CIELAB, a través de modelos que establecieran relaciones entre los colores naturales de los jugos y expectativas del tono anaranjado [10].
Nota: agradecemos a CONACyT por el apoyo otorgado (proyecto COAH-2013-C24-206199).
REFERENCIAS
- [1] Loose S.M., Szolnoki G. “Market price differentials for food packaging characteristics. Food Quality and Preference”, 25-2 (2012) 171-182.
- [2] Holtzschue L. Understanding Color: An Introduction for Designers, 4th edition, New York, Wiley (2011).
- [3] Zammitto V.L. “The Expressions of Colours”. Proceedings of DiGRA, Changing Views – Worlds in Play. Digital Games Research Association, http://www.sfu.ca/~vzammitt/papers/zammitto-digra-theExpressionsofColours.pdf2005. Acceso: Mayo 2015.
- [4] Corróns A., Campos J., Melgosa M. “La Comisión Internacional de Iluminación (CIE)”. Comité Español de Iluminación. <http://www.ceisp.com/uploads/media/CIE_VeryOir_01.pdf>. Acceso: mayo 16, 2015.
- [5] Colorimetry — Part 2: CIE standard illuminants, ISO 11664-2:2007 (CIE S 014-2/E:2006).
- [6] Carter E.C., Ohno Y., Pointer M.R., Robertson A.R., Sève R., Schanda J.D., Wit K. (eds.). “CIE-15:2004”. Colorimetry, third edition, Paris, CIE (2004).
- [7] Konica Minolta. Comunicación precisa de los colores: control de color de la percepción a la instrumentación. Konica Minolta Sensing Inc. (2007).
- [8] Kulčar R., Friškovec M., Hauptman N., Vesel A., Gunde A.K. “Colorimetric properties of reversible thermochromic printing inks”, Dyes and Pigments,86-3 (2010) 271–277.
- [9] Wong A., Daoud W.A., Liang H.H., Szeto Y.S. “Application of rutile and anatase onto cotton fabric and their effect on the NIR reflection/surface temperature of the fabric”. Solar Energy Materials and Solar Cells, 134 (2015) 425–437.
- Wei S.T., Ou L.C., Luo M.R., Hutchings J.B. “Optimisation of food expectations using product colour and appearance”, Food Quality and Preference, 23-1 (2012) 49–62.